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n LASTRES VIRTUDES TEOLOGALES «Las tres virtude.-, teologales, con la divinización de nuestras facultades llevan al alma nuevas orientaciones, nuevos ideales, que exigen nuevas maneras de pensar, de amar, de obrar. Dios, que posee la raíz y el fondo más entrañable de nuestra alma debe, prácti– camente, llevar la dirección de todo nuestro sern (Amato Dagnino, La vita cristiana. Milán, 1968, p. 391). El P. Pío estaba bien convencido de esta verdad. La presencia de estas virtudes está presente en toda su actitud espiritual. Y no podía ser de otra manera desde el momento en que su aspiración era la de proponer a las almas los caminos para llegar a su fin sobrenatural, a la visión beatífica. !. - FE ESPERANZA, C/\RllHD En los breves textos recogidos del epistolario del P. Pío es fácil señalar la razón de ser de las tres virtude:-, infusas, expuesta clara– mente por Sto. Tomás y admitida por todos los teólogos católicos. El deseo del fin exige dos cosas la confían/a de poder alcanzarlo, el amor y el anhelo del mismo. Por ello las virtudes son tres: la fe con la cual conocemos a Díos nuestro fin último; la esperanza con la que esperamos alcanzarlo y poseerlo; la caridad que nos impulsa hacia él. Es verdad que frecuentemente las cartas contienen sólo enseñanzas y consejos ocasionales, sin una referencia precisa a la naturaleza y eficacia de las virtudes teologales; pero manifiestan la intención de hacer comprender a las almas su necesidad. Se patenti-

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