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24 1.- EL ESPIRITUSANTO «El Espíritu Santo os santifique cada vez más» (4-3-1915, II, 368). - «La gracia del Espíritu Santo os impulse a crecer en las virtudes» (30-3-1915, II, 382). - «La gracia del Divino Espíritu informe siempre vuestro espíritu y os dé for– taleza en las tribulaciones y en los momentos de prueba» (25-6-1915, II, 455). «La gracia del Divino Espíritu robustezca vuestro espíritu con aquella con– solación, que sólo puede provenir de Dios» (4-8-1915, 11,470). - «La gracia del Espíritu Santo informe siempre tu corazón y lo transforme en Él» (22-11-1916, III, 258). No faltan referencias a esas manifestaciones peculiares, denomi– nadas por los maestros de espíritu carismas, o, en general, gracias particulares, con las cuales el alma reporta mayor fruto o santifica– ción en el cumplimiento de las obligaciones del propio estado y cuyo autor principal es también el Espíritu Santo, como el P. Pío recono– ce con toda claridad, estimulando a las almas a suplicarlas y recibir– las con ánimo agradecido. - «El Divino Espíritu descienda a vuestro corazón y lo llene totalmente de sus celestiales carismas» (17-12-1914, II, 273). - «Echáos en los brazos de Dios Padre con filial confianza y abrid vuestro co– razón a los carismas del Espíritu Santo que espera cualquier gesto de vuestra parte para enriqueceros» (10-21-1914, 11, 259). - «El Espíritu Santo llene vuestro espíritu de sus celestiales carismas» (4-2- 1915, n, 328). «El Espíritu Santo os haga digna de más excelentes carismas y esposa castí– sima del Hijo de Dios» (4-3-1915, II, 368) 3. - DOCILIDAD Y COLABORACIÓN También el Espíritu Divino hace que florezcan en el alma cristia– na las virtudes, que pueden considerarse como frutos de su acción. En una carta del 23 de octubre de 1914, describiendo el organismo de la vida cristiana, enumera las virtudes que deben regular el com– portamiento mdividual «interior y exterior»; su catálogo, con breves
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