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5. - SANTUARIOS MARIANOS Entre los lugares de peregrinación más populares y frecuentados en los primeros decenios del siglo hay que contar Lourdes, en Fran– cia, y Pompei, en Italia. Ambos son recordados por el P. Pío con intensa emoción y sentida devoción en su epistolario. a. - Lourdes He aquí una pincelada reveladora de la tierna devoción del Pío a la «bella Virgen de Lourdes», y de su nostalgia por el deseo que nunca pudo realizar, de postrarse como peregrino, delante de la bendita gruta de Massabielle Su hija espiritual, la noble señora Rafaela Cesare, le escribe el de junio de 1914, desde Savona, adonde había llegado y residía tem– poralmente con su hermana por razones de salud: «Aunque para mi hermana sería fatigoso el viaje, quisiera prolongarlo has– ta Lourdes, en compañía de una piadosa señora que va en peregrinación. Es un sueño mío antiguo y ahora una idea. ¿Querrá escucharme la blanca Señora, mi buena Madre Inmaculada? ¿Qué os parece? Habladme con franqueza. querrá Jesús para su gloria y para el bien de mi alma?» (II, 134). El P. Pío la contestaba a vuelta de correo: «Creo que es voluntad de Dios ei 4ue os acerquéis a visitar a la bella Vir– gen de Lourdes, y me parece que este largo viaje no perjudicará a la salud de vuestra hermana. Por otra parte ella se guiará por su sabia prudencia, y si fuera posible, por el consejo del médico. También yo hace ya muchos años que vengo pensando en una visita pare– cida, pero pienso que quedará en un piadoso deseo. En cambio vos no debéis dejar pasar esta bellísima ocasión que el cielo os ofrece, para hacer realidad vuestro pensamiento, pudiendo así desahogar vuestra devoción. Id, si, ós lo ruego, a visitar a la blanca Señora y rogadle por todas las necesidades de la santa Iglesia y de modo especial rogadle por mi pobre alma, a fin de que no

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