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1 - TITULOS MARIANOS Son muchos v variados. Parecen notas armónicas de una sin– fonía mariana. y· adviértase que no son palabras vacías de sentido, frases de pura formalidad o de simple conveniencia consuetudinaria y superficial. Los títulos empleados son escogidos a propósito. Han surgido de una absoluta convicción. Algunos implican la existencia y la proclamación de dogmas marianos (maternidad, virginidad, inma– culada, asunción), mientras otros recuerdan las prerrogativas y los privilegios de María Santísima, y algunos se refieren a santuarios marianos más visitados por los fieles. Preferentemente se hace refe– rencia a aquellos títulos que presentan a María como modelo de las virtudes cristianas y como guía para superar las pruebas del espíritu en el seguimiento, muchas veces difícil, pero siempre necesario, de su divino Hijo. Para penetrar en el verdadero sentido y también en la actualidad y eficacia de estos títulos es preciso situarlos y leerlos en el contexto literario y personal, en el que fueron insertos. Sólo así se podrá valo– rar toda la fuerza estimulante que contienen. No sería difícil el componer con estos títulos una bella y floreci– da letanía mariana. Escogemos los principales y los más significati– vos: La Virgen clemente y piadosa, nuestra Madre celestial, nuestra bella Madre inmaculada, la Virgen dolorosa, la Virgen santísima, la hermosa Virgen de Lourdes, la Virgen del Rosario de Pompei, la Madre de Jesús y Madre nuestra, la Virgen bendita, y más: La Reina de los mártires, auxiliadora de los cristianos, consuelo de los afligi– dos, mediadora de todas las gracias, etc.