BCCCAP00000000000000000000342

84 l. - ESPIRITUALIDAD CRISTOCl:NTRICA sacrificio. Y deseaba que se hiciese igualmente con él. Rogar a Dios con Jesús, ofrecer al Padre nuestras necesidades espirituales, cuan– do él mismo se ofrece, es una garantía segura de que nuestras ora– ciones serán gratas y escuchadas, cuando y como a él le agrade su gloria y para nuestro bien. - «Yo muchas veces al día presento tu corazón al eterno Padre con el de su querido Hijo. Y se lo presento indefectiblemente en la santa Misa. Él no lo rehusará por razón de esta unión, en virtud de la cual yo hago el ofertorio. Supongo que tú por tu parte haces lo mismo» (17-7-1917, m, 699). - «Yo pongo punto final, porque la campana me llama y me solicita. Y me voy a la pequeña prensa de la iglesia, al altar santo, donde continuamente des– tila el vino sagrado de la sangre y de la uva deliciosa y singular, de la cual sólo pocos afortunados pueden embriagarse. Allí (como vos lo sabéis, no puedo hacer otra cosa) os presentaré al Padre celestial en unión de su Hijo, al cual, por el cual y mediante el cual yo soy todo vuestro en el Señor» (1-5-1918, III, 588). - «Respecto al asunto de abrazar el nuevo estado, te digo con toda sinceridad y verdad que el Señor no me ha dado a conocer todavía claramente su volun– tad. Yo insisto asíduamente y no he dejado de ofrecer con este fin muchas veces el santo sacrificio de la misa. Insistamos con la oración a fin de que me dé a conocer toda su voluntad. Pensaré en ello con frecuencia y ofreceré muchas misas a fin de recibir la luz del Espíritu Santo para tomar una resolu– ción» (19-5-1918, III, 1027). - «Me preguntas si es útil y cosa buena aplicar por los vivos el santo sacrificio de la Misa. Y os respondo que es utillsimo y santísimo el hacerse aplicar el sacrificio de la Misa mientras se peregrina en esta tierra. Ello nos ayudará a vivir santamente, a pagar las deudas contraídas con la justicia divina y a hacer que el dulcísimo Señor sea más benigno con nosotros» (26-1-1919, III, 765). A las veces hace algunas sugerencias muy útiles para participar en la santa Misa, indicando cuál ha de ser el comportamiento que ha de observarse en la iglesia. «Entra en la iglesia en silencio y con gran respeto, considerándote indigna de comparecer delante de la majestad del Señor(...) Apenas estés a la vista del Dios sacramentado, haz devotamente la genuflexión. Busca el puesto, arrodí– llate y rinde a Jesús sacramentado el tributo de tu plegaria y de tu adoración (...) Cuando asistas a la santa Misa y a las funciones, usa mucha gravedad al levantarte, arrodillarte, sentarte, y haz todo otro acto religioso con la mayor devoción. Sé modesta en las miradas, no muevas la cabeza de aquí para allá para ver quien entra o quien sale. No rías, por reverencia al lugar santo y tam-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz