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82 l. - ESPIRITUALIDAD CRISTOCÉNTRICA filial que se requiere para acercarse a recibir el beso de Jesús en el santísimo sacramento» (25-10-1914, n, 208s) «Por la mansedumbre de nuestro Señor Jesucristo que no seáis obstinada en creer que Jesús, al privaros con frecuencia del alimento eucarístico, lo hace porque está disgustado con vos. En esto sois demasiado dura y no queréis hacer caso a mis enseñanzas» (4-1_ 1-1914, H, 219). e • la comunión espiritual El alma eucarística siente viva nostalgia del Pan celestial. Pero no siempre podrá saciarse de este alimento, o al menos tendrá que contentarse con hacerlo sólo una vez al día. Deberá cultivar siempre el deseo de recibirlo, impulsada por la fe y por el amor. Las comu– niones espirituales, medio muy importante para vitalizar la intimidad con Jesús, pueden repetirse cuando se quiera, y de alguna manera -aunque evidentemente no con la misma eficacia- sustituyen las comuniones sacramentales. - «Os lamentáis de que, por la enfermedad, os veis obligada a privaros de la Santísima Eucaristía. Lo comprendo. Hay que resignarse y suplicarle incesan– temente a Jesús que os visite espiritualmente. La comunión espiritual. cuando no es posible la sacramental, en parte sustituye a la real» (24-10-1914, 11, 208). - «No te inquietes cuando no puedes meditar, ni comulgar, ni atender a las demás prácticas de devoción. En esas ocasiones busca la manera de suplirlo, manteniéndote unida a nuestro Señor con una voluntad amorosa, con oracio– nes jaculatorias, con comuniones espirituales» (10-7-1917, m, 424). d - La santa Misa En la cornisa de la piedad eucarística por nuestra parte no puede faltar una referencia al santo sacrificio de la Misa. Es de todos cono– cido lo que esto representa en la vida y en la espiritualidad del P. Pío. Analizamos el tema sólo en sus reflexiones relacionadas con la dirección espiritual, el decir, en cuanto se trasluce en ciertas acti– tudes del director respecto~a las almas dirigidas. Teniendo en cuenta su experiencia personal y la convicción del gran valor impetratorio del santo sacrificio de la Misa, el P. Pío se complacía en comunicar a sus hijas espirituales su ofertorio cotidia– no juntamente con la Víctima divina que se ofrece en el altar del

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