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privarse él. 5. - LA SANTISIMA EUCAR!STiA la comunión por vanas en cuanto dependa 81 «Aun cuando dure este mal, no debes angustiarte; no debes dejar de acer– carte al sagrado banquete del Cordero porque nada recogerá mejor tu espíritu que su nada lo caldeará tanto como su sol, nada lo diluirá tan sua- vemente como su No hay otro remedio más eficaz que éste» 1918,III, «Mientras no tengas certeza de estar en pecado mortal, de la especie que sea, puedes acercarte a la sagrada comunión, sin necesidad de confesarte antes. ¿Me explico? Sólo la certeza de estar en pecado mortal, debe alejarte de la comunión. Si dudas, haz un acto de contrición y comulga. Piensa que lo haces por obediencia. Y así en todos los casos y siempre» (26-6-1918, III, 326). No obstante, el alma no se debe desanimar cuando por motivos verdaderos, honestos y razonables, no está en condiciones para comulgar. Aun en estos casos se debe estar alerta frente a los malen– tendidos y las falsas interpretaciones. «Por estas afirmaciones comprenderás que las sombras que oscurecen tu alma, al quererte persuadir de que sin la comunión andará de mal en peor no proceden del Padre de las luces, sino del tentador que quiere afligirte... Con– cedo que se andaría de mal en peor en el camino del Señor, si el no acercarte a la sagrada comunión dependiera de tu pero ya que todo está dis– puesto por el Esposo celestial, lejos de ser perjudicial al espíritu, le será venta– joso» (25-4-1914, II, 78-79...) También en otras ocasiones el P. Pío se esfuerza por disipar dudas e incertidumbres y hacer que las almas se acerquen con un gran deseo al sacramento del amor, pero que se mantengan tranqui– las y serenas, cuando por fuerza mayor se ven obligadas a privarse de este don maravilloso. «No os oculto que no tenéis razón en pretender convenceros de que vues– tras comuniones no son buenas ni aceptas al Señor, y que en castigo de esto muchas mañanas os priva del alimento eucarístico ¿Os alabaré por esto? ¡ De ninguna manera! Y me duele el que en esto queráis dar la razón a las sugestio– nes diabólicas, ya que en realidad es el demonio quien os lo sugiere más que a mis enseñanzas. Escucha, te ruego, las afirmaciones de quien te habla de parte de Dios y rechaza esas sombras que se van apoderando de tu espíritu y que proceden del enemigo, el cual quisiera, ya que el apartaros de la comunión le es imposible, hacer desaparecer de vuestro espíritu esa serenidad y abandono

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