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Desde este amor a Cristo y a los hermanos, el sacerdote tiene que responder de su autenticidad personal y de la cali- dad de su servicio. para ello, «penetrar en lo más íntimo de la conciencia, ir a la raíz del mismo ser del hombre y revisar a fondo la existencia sacerdotal, la vida espiritual, la actividad pastoral y pre– guntarse: ¿cómo soy, cómo vivo, cómo predico, cómo doy la catequesis, cómo estu9io, cómo acojo al hermano, cómo trabajo, cómo amo?» 11 La experiencia existencial de la conversión es apasio– nante. Es el mejor remedio contra la rutina, la mediocridad, la autosuficiencia, en engreimiento, la vulgaridad, la ram– plonería y el achatamiento. La dinámica de la conversión es incompatible con la mal-configuración de la sensibilidad, de las actitudes y de la conducta. La conversión «destempla», pero no desanima; inquieta, pero estimula la esperanza. La psicología del converso imprime un sello caracterís– tico que podríamos llamar «apasionamiento»: se llora con vehemencia y coraje, se reza con una intensidad que transfi– gura el rostro; se habla de Cristo con vehemencia y pasión; se vive a Cristo con un entusiasmo que estimula y contagia. El sacerdote debe ser siempre un apasionado de Cristo. Y le sobran motivos si con espíritu de conversión re– flexiona sobre la grandeza, la belleza y la responsabilidad de su vocación. En este sentido, amplio y gratificante, lúcido y optimista, la conversión significa: - retornar a la gracia de la vocación, - meditar la inmensa bondad y el amor infinito de Cristo, que nos ha dicho personalmente: «Sí– gueme», - estar en continua tensión de búsqueda, de des– cubrimiento, de aceptación y de realización de los designios de Dios, - abrirse de par en par a Dios, que ilumina, escla– rece, madura y exige de un modo apremiante e implacable el «sí» de la santidad, - dar cuenta en cada momento de nuestro servi– cio, de nuestro celo, de nuestra fidelidad ante el 17 El sacerdote en el misterio de Cristo. Discurso a los párrocos y al clero secular y regular de Roma (2/III/1979), p.74. 4.--Sacerdotes para el ar10 2000 97

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