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«YO OS HE ELEGIDO» «A ello responde vuestro don total al Se– ñor. El don total, que es compromiso de santi– dad. Es la tarea interior de 'imitar lo que tra– táis', como dice la exhortación del Pontifical Romano de las ordenaciones. Es la gracia y el compromiso de la imitación de Cristo, para re– producir en vuestro ministerio y conducta esa imagen grabada por el fuego del Espíritu. Imagen de Cristo, sacerdote y víctima, de re– dentor crucificado». JUAN PABLO II, llomilia durante la ceremo– nia de ordenación sacerdotal celebrada en el paseo de la Alameda, de Valencia. ¿PARA QUE9 La razón de ser del sacerdote en todo el ámbito de su existencia -identidad personal, proyección pastoral, dimen– sión social- es la santidad. No se trata únicamente de una conveniencia, de un valor relativo para ejercer su ministerio con dignidad y decoro. Es un valor absoluto y, por lo mismo, necesario. La carencia de integridad de vida es un fraude y una frustración desde la misma conciencia sacerdo– tal, desde el «yo» instransferible, puesto que lo afecta en su misma raíz. La santidad es un derecho y un deber en el «proyecto de vida» para el que ha sido llamado. La llamada de Dios no tiene pleno sentido hasta que se realiza en la santidad. No basta con ser «honrado», buena persona, un muchacho ex– celente. No es nada de esto si no es «santo». Si no lo es, «defrauda» al pueblo, por supuesto. Pero, anteriormente, «estafa» a Dios, decepciona a Cristo y «se traiciona» a sí mismo ... El Itinerarium mentis in Deum sacerdotal constituye una maravillosa aventura. La respuesta a la llamada no se rea– liza de un modo estático: se renueva, se hace original, entu– siasta y comprometida, porque Dios llama a cada instante, incansablemente. Dios apremia, urge, no deja lugar al re- 87

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