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SINFONIA EN «Comprended, pues, que la consagración que recibís os absorbe totalmente, os dedica radicalmente, hace de vosotros instrumentos vivos de la acción de Cristo en el mundo, pro– longación de su misión para gloria del Padre». JUAN PABLO II, Homilía durante la ceremo– nia de ordenación sacerdotal celebrada en el paseo de la Alameda, de Valencia. El tema de la vocación es siempre el mismo: El encuentro, infinitamente misericordioso, de Dios con el hombre, hambriento y sediento de Dios. Este encuentro es «provocado» amorosamente por Dios, que toma siempre la iniciativa. Es un encuentro <<personal». El elegido se siente personalmente llamado por Dios en lo íntimo de la conciencia. Es una voz, una presencia, una Persona que se adentran hasta lo más profundo de su ser. Es CRISTO quien sale a mi encuentro, me mira hacia adentro, me mira a los ojos, me llama por mi nombre con su timbre de voz in– confundible y me invita a seguirle: «VEN Y SÍ– GUEME». Y el hombre «llamado», que se siente indigno, que sabe que no merece tan inmenso don, se fía de Dios, se confía a su misericordioso amor y, entre la gratitud y el asombro, toma una decisión «irrevocable». La más noble y bella op– ción de su vida: 46 «Señor, fíat: Cuenta conmigo». «Te seguiré adondequiera que vayas». Y regustando el inmenso don, rompe a cantar: «Magníficat anima mea Dominum... porque se ha fijado en la de su esclavo ... »