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«disgusto» que todos los ejércitos del mundo. No hay argu– mento más sólido en su mundo que la lógica incuestionable del niño cuando afirma: «Porque sí», porque lo ha dicho mi madre. Lógica que se convierte en un compromiso inque– brantable de fidelidad a la promesa hecha a la madre: «No puedo, se lo he prometido a mi madre», y que perdura como un aglutinante entre los hijos para siempre: «Recor– dad que lo quería así nuestra madre ... » La madre es una presencia viva que explica y provoca las grandes empresas de los hombres: la fidelidad, la compa– sión, el esfuerzo, el heroísmo, la santidad. Por eso es tan grande e insustituible en la configuración de la existencia y de la vocación. En la línea del corazón, que es donde ejerce la mujer su papel «comprensivo y maternal», la madre lima aristas, evita o disminuye los conflictos, ordena los sentimientos, flexibi– liza y madura el carácter, suaviza los antagonismos, convoca a la paz y a la concordia. Es instrumento de paz serenando, intermediando, creando las condiciones favorables para una convivencia respetuosa y fecunda. La madre es quien en– ciende la llama, atiza el fuego y revuelve la brasa del hogar para que dé calor y lumbre. La madre es quien crea la fami– lia y el ambiente de hogar. Sí, es cierto: la madre lo entiende todo y con su corazón abraza a todos. Nada tan suave como una madre ajetreada en las labores domésticas mientras canta bellas canciones. Nada tan fuerte como una madre velando a su hijo en– fermo. Nada tan perfecto como una madre con su hijo en los brazos. Nadie tan sabio como una madre enseñando, co– rrigiendo o animando a su pequeño. Nadie tan seguro como el hijo con su madre. Y esto lo hace con naturalidad. Sin afán de protago– nismo. Como quien no hace más que lo que tiene que ha– cer 17 . TODAS estas funciones femeninas y maternales las ejerce María con todos sus hijos, pero de un modo especial con su hijo sacerdote. Es el molde perfecto para el sacerdote, tanto en el plano de su identidad sacerdotal personal como en la realización de su ministerio en clave de actividad apostólica. La identificación de María con Cristo es tan perfecta, que 17 En Belén. 9.-Sacerdotes para el mio 2000 241
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