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la transparencia, la sabiduría y la seguridad con que una madre va preparando a su hijo para la vida. Y esta emoción cobra un nuevo relieve cuando adviertes con cuánto acierto te ha preparado para Dios... Transcurren los años. Te curte la vida con un misterioso sartal de gozo y tristeza, con alternativas de valor y cobar– días, con horas altas de euforia y horas bajas de pesimismo. Llegas a la edad madura y te vas llenando de experiencia. Te crees ya «todo un hombre». Y ... de pronto, retornas a la infancia, repasas tu vida y tienes que reconocer con gratitud y con sinceridad que todo se lo debes a esa mujer bendita que te dio la vida: - que ella te ensefió a dar los primeros pasos, - que ella te enseñó a descubir el sentido de la vida, que ella te enseñó el santo temor y amor de Dios, que ella te descubrió a Jesucristo, que ella te enseñó a ver a Cristo en los her– manos, - que ella te enseñó a «distinguir» la voz de Jesús y a seguir su llamada ... 16 ¿La mejor catequesis? La de la madre, que te limpia el alma y te afina el espí– ritu para que confieses «todos» los pecados que disgustan a Jesús; que te presenta a Jesús para que te bese y te abrace y convierta tu corazón en un copón vivo de Jesús en la pri– mera comunión; que te tiene largas horas embebido con los pasajes de la historia sagrada: José vendido por sus her– manos; Abrahán que va a sacrificar a su hijo porque cree contra toda esperanza humana; Esaú que vende su primoge– nitura por un plato de lentejas ... ; que te narra y te canta la Navidad, la oración del huerto, la última cena, la pasión de nuestro Señor, las «lágrimas de San Pedro», la resurrec– ción ... La madre no sólo te ha formado la «estructura del espí– ritu». Te ha labrado también la estructura de la sensibilidad y el ordo amoris del corazón. La mejor cátedra del mundo 16 Tras las huellas de Francisco Javier. Discurso a los misioneros y mi– sioneras en Javier (Navarra-España) (6/XI/1982). 239
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