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nuestra historia. Pero además, al pronunciar su fíat, Ma– ría se convierte en Madre del Cristo total, de la Iglesia, en nuestra verdadera Madre espiritual. Es decir, como Madre nos transmite su propia semejanza y nos incor– pora a Cristo, que es nuestro Hermano mayor 11 • Como Madre vela por nosotros con inmensa ternura, porque Jesús nos ha encomendado a su maternal corazón en la cruz, que es su divino testamento. La Madre no puede callar sobre todo lo que mina las bases de la salva– ción, sobre la «programada cancelación de Dios del mundo, del pensamiento humano». Por eso, el mensaje de la Virgen en Fátima, «tan maternal, es, a la vez, tan vigoroso y decidido. Parece severo... Invita a la peniten– cia. advierte. Llama a la oración. Recomienda el rezo del rosario» 12 • María es la «Estrella de la evangelización» y la Reina de los Apóstoles, porque nos lleva a Jesús, nos pone en co– municación directa con El, nos exhorta permanentemente a que hagamos «lo que El nos diga», nos reconcilia con su Hijo, nos lleva de la mano junto a la cruz de Cristo para participar en los frutos de la redención. Y es, además, Madre de la evangelización por su solicitud y desvelo por la salvación de los hombres, de todos los hombres, porque «el cuidado de una madre alcanza al mundo entero» 13 • - ~faría ha sido redimida «de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo» (Lumen gentium 53). Ha sido «preservada» inmune de toda culpa, del pecado original y de toda mancha o sombra de pecado a lo largo de su his– toria personal. En virtud de los méritos «previstos» de su Hijo es la Inmaculada, la Purísima, la Virgen, la Llena de gracia. Todos estos nombres luminosos son como nombres propios de la Señora. Es la Virgen «antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto»: «Por lo tanto, María se presenta a todo creyente como la criatura toda pura, toda hermosa, toda santa, ca– paz de 'ser Iflesia' como ninguna criatura lo será nunca aquí abajo» 1 • - «María conservaba todas estas cosas en su corazón». Pro- fundizaba en el misterio «rumiándolo» en su corazón, y 11 Ibid. 12 Homilía en Fátima (13/V/1982). D lbid. 14 La Inmaculada Concepción. En el «Angelus» (8/XII/1979). En Efeso. En Fátima. Reflexiones bellísimas sobre el Corazón de María. 237

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