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gar a una comprens10n en profundidad de lo que es este hombre de Dios y de la empresa impresionante que está lle– vando a cabo en nuestro mundo, tan fascinante y problemá– tico, y en nuestro tiempo, tan contradictorio y difícil. La figura de María está presente en todos los momentos decisivos de la biografía de Juan Pablo II, con una presencia deliberada y estimulante: en su ideario luminoso y cálido, en su trayectoria espiritual, en sus actividades apostólicas, en su peregrinar incansable por todos los caminos del hom– bre. Es un hecho evidente del que existen pruebas «docu– mentales». Totalmente tuyo Es un magnífico lema expresivo que inspira su consagra– ción -su verdadera devoción a la Virgen- da pleno sen– tido a su vida. Es un talante. Es un estilo. una situación espiritual y humana que conforma su estructura mental, su visión global de la existencia, su concepción cristocéntrica del universo, su misión pastoral en todo el ámbito del ser y del quehacer. Es, en síntesis, una forma de ser que confi– gura su vida hasta en los detalles mínimos de la sensibilidad, del carácter, de la cotidiana convivencia. La Madre de Dios está siempre presente, atenta y desvelada, con ojos y cora– zón siempre maternos. Soy todo tuyo. Todo lo mío es tuyo ¡Cómo se dilatan los espacios del amor con esta v1s1on espléndida de la Señora! El Papa es de la Virgen. Pero tam– bién son de la Virgen las preocupaciones, los problemas, las bellas inquietudes, las experiencias, los deberes y obliga– ciones del Papa. Por eso recurre a Ella Juan Pablo U para «encomendarle», para «recomendarle», para «consagrarle» el futuro de la Iglesia y el porvenir del mundo. Como «hermano mayor», quiere «recoger e interpretar lo que está en el corazón de todos». En primer lugar, nos recuerda el diagnóstico del Concilio sobre el mundo contem– poráneo con pinceladas estremecedoras llenas de realismo: - El mundo de hoy padece múltiples desequilibrios, y todos están conectados con ese otro desequilibrio «fun– damental» que hunde sus raíces en el corazón «hu– mano». 230