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«A ocho siglos de su nacimiento, el mundo --incluso el de los alejados o indiferentes a los valores religiosos-– contempla con admiración a San Francisco» 3 • En el Pontificio Ateneo «Antonianum», de Roma, Juan Pablo II afirma que Francisco ejerce aún una verdadera «fascinación» en la Iglesia y fuera de ella: «Todos sabemos, por otra parte, lo que ha represen– tado para la humanidad el nacimiento de San Francisco: con él --dice Dante- 'nació un sol en el mundo' (Pa– raíso IX 54). Muchos son los motivos por los que él ejer– ció y aún ejerce una fascinación tan importante en la Iglesia y aun fuera de ella... » 4 Hablando de la dimensión de peregrinac10n y de sus «ritmos» en los diversos encuentros para «programar y ani– mar» el futuro recorrido del apostolado, recurre a Francisco como modelo de «actitud» y como «luminoso apoyo» con su testimonio. Vuelve el Papa sobre el tema: por una parte, fue un hombre 'de frontera' --como se diría hoy-, por lo cual ejerce aún un fasci– nante atractivo, incluso entre los alejados... » 5 Es un hecho: Francisco atrae, arrastra, «fascina». Su figura rebasa las fronteras y está por encima de todas las ideologías. «Respecto a él, todo rígido esquema de colo– cación resulta inadecuado». Y se impone la pregunta que ya le hacía el compañero de Las florecillas: ¿Por qué a ti? ¿ Cómo se explica esta aureola de universal simpatía, de ve– neración y de entusiasmo que rodea a San Francisco? Kurt Waldheim, en su mensaje como secretario general de las Naciones Unidas, entroniza a Francisco como símbolo de paz y amor, y expresa su deseo de que sea para el mundo una fuente de inspiración. La sintonía con Francisco se funda en motivos «humanísticos» y se expresa en unos puntos programáticos concretos: 3 Personas consagradas. A los sacerdotes, religiosos y religiosas, en la catedral de Asís (12/III/1982). 4 Ser predicadores de la verdad. A los profesores y alumnos del Pontifi– cio Ateneo «Antonianum», de Roma (16/I/1982). ' La Iglesia en nuestro tiempo... 211