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audaces>,. servir a la Iglesia como ella quiere ser servida, amarla tanto que se esté dispuesto a renunciar a modos tra– dicionales de «pensar y de vivir» para servirla r:1ejor, que– mar la vida por ella. Y en la base de este servicio, una vida que signifique por sí misma un testimonio de ejemplaridad: «liberarse de la propia situación de pecado y de las múltiples estructuras de pecado que pesan sobre la sociedad y los individuos». En esta línea de pastoral dinámica -imaginación «creati– va», actitud intrépida y audaz, trabajo «a destajo»--, el sacer– dote tiene que dar testimonio de la verdad, aun a de ser incomprendido, mal interpretado o «tergiversado» por mantener la fidelidad a la Iglesia. Juan el Bautista nos da una lección de audacia y de coraje con su denuncia profética. La Iglesia tiene que decir la verdad, no por ansias de protago– nismo, sino como un deber de «servicio profético», que in– tenta cumplir en los diversos contextos históricos. Lo afirma Juan Pablo II con serena energía: «Es necesario llamar por su nombre propio a la injus– ticia. a la explotación del hombre sobre el hombre. o bien a la explotación del hombre por parte del Estado, de las instituciones, de los mecanismos de sistemas y regí– menes que actúan algunas veces sin sensibilidad. Es nece– sario llamar por su nombre a toda injusticia social, discri– minación, violencia infligida al hombre contra e1 cuerpo o el espíritu, contra su conciencia y convicciones. Cristo nos enseña una sensibilidad especial particular hacia el hombre, hacia la dignidad de la persona humana, hacia la vida humana, hacia el espíritu y el cuerpo humano. Esta sensibilidad da testimonio del conocimiento de aquella ·verdad que nos hace libres' (Jn 8,32). No está permitido al hombre ocultar esta verdad ante sí mismo. Es necesa– rio hablar de ella de un modo claro v sencillo. No le está permitido 'falsificarla'. No le está pei-mitido hacer de ella un objeto de 'subasta·. Y no para 'condenar' a los hom– bres, sino para 'servir a la causa del hombre·. La libera– ción, también en el sentido social, comienza por el cono– cimiento de la verdad» 7 • Es una convicción que el Papa lleva muy dentro. Esta es la razón de que insista tan frecuentemente sobre el tema. Es 0 La verdad os hará libres (2l!IIil979). La vida vencerá a la muerte. 207

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