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la Iglesia; no comparten esas posiciones extremas y abu– sivas, pero no pocos de ellos flotan entre ambas o se sienten turbados, con el consiguiente problema, también, de que corren de hacerse indiferentes y alejarse de la fe. El momento actual os obliga a ser, más que nunca, artífices de la unidad, vigilando a la vez las cues– tiones de fondo que están en juego las dificultades psi– cológicas que entorpecen la vida en la verdad y en la caridad» 6 «Id por todo el mundo, predicad el Evangelio a toda criatura». Las expresiones de Juan Pablo II dan forma plástica al dinamismo del apostolado en las proximidades del año 2000. Es un ajetreo continuo e incansable de colmena en plena producción, de ir y venir silencioso y práctico, de búsqueda incesante. De cuando en cuando nos habla de la «em– presa apostólica» con los motores encendidos, los rostros sudorosos y la mano de obra rindiendo hasta el agota– miento. Otras veces nos ve soportando el peso del día y del calor, en un trabajo duro y apremiante. Se refiere a la mul– tiplicidad de las actividades. Recuerda que el sacerdote tiene que dedicarse en cuerpo y alma al servicio pastoral. Dedicación al Evangelio full-time en intensidad, porque debe ser, ante todo, un «convencido», lo que diríamos hoy un «radical» de Dios. Dedicación en extensión: las tareas apostólicas son tan abrumadoras que no queda ni un minuto libre para otras ocupaciones. No hay que pensar en el «pluriempleo» --un modo de llenar el tiempo libre con ayudas supletorias--, puesto que el mundo contemporáneo exige del sacerdote esfuerzos colo– sales, presencia inaplazable, maniobras de urgencia. La jor– nada intensiva no basta: hay que trabajar «a destajo». El dinamismo pastoral mantiene en tensión al sacerdote. Tiene que estar abierto en permanente misión de servi– cio, y advierte que formas válidas en otro tiempo no están al día, no sintonizan con la realidad del hombre de hoy. ¿Qué hacer? Con valentía, con optimismo, con la audacia de la esperanza, proyectar sin cansancio, adaptarse «adecua– damente» a los tiempos nuevos, poner en marcha «inicia– tivas nuevas», «innovaciones atrevidas», «gestos nuevos y 6 En !ssy-les-l•vfuulineaux. 206