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disponer de sí mismo, porque se ha comprometido a servir, a ir a donde lo manden, a relevar, a obedecer. Ir a predicar exige tener siempre las maletas hechas y el equipaje a punto. ¿Destino? El hombre «histórico», el hombre «concreto», el hombre de hoy, con sus circunstancias concretas y con sus problemas reales. El hombre de carne y hueso, enraizado en un país determinado, en un ambiente cultural, político, so– cial y religioso que lo condiciona y, a veces, lo desborda. El hombre de la era espacial, de la civilización consumística, de la proclamación de los «derechos humanos» ... El hombre contemporáneo «se ha enseñoreado de la tie– rra». Las conquistas de la ciencia y de la técnica han sido pro– digiosas. Maravillosos los inventos. El hombre ha puesto los pies en la Luna, ha poblado el espacio de satélites artificiales, vuela por el espacio a velocidades ultrasónicas, explota in– dustrialmente los tesoros de la tierra y del mar y ya está pensando en comercializar a gran escala la energía solar. Y casi no hay lugar para la sorpresa. La técnica y el progreso han sobrepasado las más atre– vidas intuiciones e hipótesis de la ciencia ficción. El «super– man» de las películas queda superado por el «superman» de la vida real. El hombre ha explorado los espacios descono– cidos y los «fija» en las páginas de su «álbum» de fotos fa– miliares. Las lejanas galaxias ya forman parte de las conver– saciones de cafetería v de sobremesa. La cultura de la imagen ha acercado a la humanidad, acortando distancias y derribando fronteras. Las computadoras, con su cálculo de ciencia exacta, han reemplazado a la inteligencia humana. El hombre de hoy se siente poderoso. Ha inventado técnicas nuevas, formas increíbles para de– fender y alargar la vida: se trasplantan los órganos hu– manos, se hacen arriesgadísimas operaciones «a corazón abierto», se cambia el rostro de las personas con los mé– todos de la nueva estética. En apariencia, el hombre conoce todos los secretos del árbol de la ciencia del bien y del mal. Se siente autónomo, libre y suficiente, -¿Lo es de verdad? -Paradójicamente, NO. 198