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Dios, sobre todo en los dramas de la historia o de la misma existencia propia. La Eucaristía establece una «comunión» recíproca entre Cristo y sus fieles: comunión de ideas, de proyectos, de acti– tudes, de afanes y de actividades que se piensan y se reali– zan en un «intercambio» de amor. Aceptamos a Cristo -su persona y lo recibimos en el pan partido y com– partido, lo sentamos a nuestra mesa, lo albergamos en nues– tro mesón, lo sacamos triunfalmente por las calles para acla– marlo y cantarlo «Dios presente». El, a su vez, nos acepta, nos nos comunica sus deseos en confidencia de amigos y todo lo que le confió a El el Padre. Esta aceptación por parte de Cristo nos obliga a acer– carnos siempre a El con la conciencia limpia, con la inten– ción recta, con el corazón purificado. Para recibir la Euca– ristía hay que prepararse dignamente, en cuanto cabe, con santo temor y temblor, libre de toda mancha. Quien come el cuerpo de Cristo tiene que hacerlo con la máxima respon– sabilidad y seriedad; lo que no obsta para que se haga con el corazón lleno de ternura y familiaridad. De nuevo aparece, en primer plano, el lazo que une a la penitencia con la Eucaristía. El creyente tiene que ,,exami– narse a sí mismo» antes de acercarse a la mesa a «comer» y «beber»: «L; Eucaristía es, en cierto sentido, un desafío cons– tante para que el hombre trate de ser aceptado, para que adapte su conciencia a las exigencias de la santísima amistad divina» 12 . Por la Eucaristía se forma la «nueva criatura», el hombre «nuevo» en el misterio de la fe, nacido de Dios. El «Pan partido» es un signo de la verdadera fraternidad en Cristo, mucho más fuerte que la que engendran los lazos del paren– tesco o de la amistad. En efecto, en la Eucaristía aprende el sacerdote a comprometerse, a entregarse, a inmolarse, a ex– propiarse voluntariamente por sus hermanos. En la Eucaristía se inspira y se robustece la vitalidad de la Iglesia. La Eucaristía es la fuerza para «sostener el go– zoso compromiso de servir a la humanidad necesitada» 13 . i2 !bid. 13 EucarisiÍa y confesión individual... (26/IV/1979). 195