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han llegado a ser las palabras de la celebración perenne de la Eucaristía por parte de los llamados a este ministe– rio en la Iglesia» 4 • « ... La fuerza de la acción redentora viene expresada y concretada por Cristo en forma sacramental, sobre todo en la Eucaristía... » 5 « ... La Eucaristía está vinculada... a la pasión y resu– rrección de Cristo» 6 • Cristo mantiene con energía todo el contenido sacrificial de la Eucaristía, aun a riesgo de que los suyos lo abandonen y de que consideren tan «duras» sus palabras que no puedan resistirse. Y con razón, pues es precisamente esta dimensión sacrificial de la Eucaristía la que nos sumerge en el misterio del amor de Cristo y la que forma sobre bases ciertas almas de temple eucarístico, héroes y santos. Este es el sentido de la reflexión intensa de Juan Pa– blo II: «Jesús dice precisamente: 'carne' y 'sangre', 'comer' y 'beber', aun sabiendo que chocaba con la sensibilidad y la mentalidad de los judíos. Es decir, Jesús habla de su persona real, toda entera, no simbólica, y hace entender que la suya es una ofrenda 'sacrificial', que se realizará por vez primera en la 'última cena', anticipando mística– mente el sacrificio de la cruz, y será retransmitido a todos los siglos mediante la santa misa» 7 • Renovación del «mismo» sacrificio de la cruz, como consta expresamente en las palabras de la consagración: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados». «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre... , que será derramada... por los pecadores». Cristo es el Pan de vida. Quien come de este pan vivirá eternamente. La Eucaristía, renovación incruenta del sacrifi- 4 Redemptor hominis 20. 5 Carta al cardenal J. R. Knox. 6 Ibid. 7 El sublime misterio eucarístico. Homilía a universitarios (profesores y estudiantes) del Opus Dei (19/VIII/1979), 192