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Por eso quiere disfrutar personalmente el perdón y la mise– ricordia en sí mismo. Por otra parte, el pueblo capta con emoción el testimo– nio de sus sacerdotes y misioneros que rompen filas en las celebraciones de la penitencia confesándose los primeros, para dar ejemplo. En las reuniones sacerdotales, la confe– sión mutua nos estimula, nos fortalece y nos reconforta. Es una práctica que hace creíbles nuestros gestos de renovación y de santidad. Era necesario hablar con claridad. Y Juan Pablo II lo ha hecho con valentía y reiteración. La confesión individual es la tarea «prioritaria» del sacerdote, un servicio de capital importancia, un derecho inviolable del cristiano. ¿Qué valor tiene, entonces, la nueva planificación de la penitencia y las nuevas fórmulas de la absolución colectiva? El Papa lo dice con palabras bien claras: «Al renovar esta enseñanza y estas recomendaciones, ciertamente no se quiere ignorar que la Iglesia, reciente– mente y por razones pastorales 'graves', y bajo normas 'precisas e indispensables', para facilitar el bien supremo de la gracia a muchas almas, ha ampliado el uso de la ab– solución colectiva. Pero quiero recordar la 'escrupulosa observancia de las condiciones citadas', reafirmar que, en caso de pecado mortal, también, después de una absolu– ción colectiva, 'persiste la obligación de una acusación es– pecífica sacramental del pecado' y confirmar que, en cualquier caso, los fieles 'tienen derecho a la confesión privada'» 13 • La normativa penitencial exige una adhesión de la mente y una deliberada y fiel aceptación en la praxis. La arbitrarie– dad, el confusionismo y las posturas marginales crean un clima de turbiedad y turbación indigno del sacerdote. Por amorosa fidelidad a la Iglesia y por simple sentido del ho– nor, hay que exponer las normas y cumplirlas con pulcritud y con claridad. Y las normas son tajantes: - se ha ampliado el uso de la absolución colectiva, pero hay que observar escrupulosamente las condiciones prescritas; en caso de pecado mortal, persiste la obligación grave de la confesión sacramental; 13 El sacramento de la reconciliación. Cf. notas 9 y 10. 185

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