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el pecado y sus raíces y fomentando el ejerc1c10 «precioso» de la virtud en su variada riqueza de formas: «Quisiera añadir también que el sacramento de la pe– nitencia, por cuanto comporta el saludable ejercicio de humildad y sinceridad, por la fe que profesa 'in actu exercito' en la mediación de la Iglesia, por la esperanza que incluye, por el atento análisis de conciencia que exige, no sólo es instrumento directo para destruir el pe– cado -momento negativo--, sino ejercicio precioso de virtud, expiación él mismo, escuela insustituible de espiri– tualidad, profunda labor altamente positiva de regenera– ción en las almas del 'vir perfectus', 'in mensuram aetatis plenitudinis Christi' (Ef 4,13). En este sentido, la confe– sión bien llevada es ya, Piºr sí misma, una forma altísima de dirección espiritual» 11 . En una planificación correcta de la pastoral, la confesión individual ocupa un lugar «extremadamente importante». Por ello, debe ocupar igualmente los primeros planos en la atención y en la dedicación de los sacerdotes. Y en este sen– tido, Juan Pablo II felicita al clero de Enugu -Nigeria– por la formación de equipos sacerdotales que forman grupos de diez o de veinte para facilitar al pueblo la confesión sa– cramental en las fechas más oportunas para recibir el sacra– mento de la penitencia, como son Navidad y Adviento: «Esto, queridos hermanos en el sacerdocio, es un modo excelente de cumplir la voluntad de Cristo de ser– vir al pueblo. Vosotros de este modo dais a vuestros pa– rroquianos una buena posibilidad de elegir confesor y también silencioso testimonio del único sacerdocio de Cristo y de vuestra solidaridad fraternal. El Papa se ale– gra de vuestra fidelidad a ese ministerio sacramental ex– tremamente importante, en que el perdón y el poder de salvación de Cristo llega a los corazones humanos» 11 . El sacramento de la penitencia -la confesión indivi– dual- reviste una excepcional importancia en la vida perso– nal del sacerdote «en su dimensión de penitente». El sacer– dote pasa también por horas de baja forma, pues lleva el !O Ibid. '' El ministerio sacerdmal. A los sacerdotes y seminaristas en Enugu, Nigeria (13/II/1982). 183