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Esta aceptación de la persona y del mensaje de Jesús cristaliza en un compromiso con el hombre, con todo hom– bre, con el misterio de todo hombre, que se esclarece a la luz del Verbo encarnado, ya que, corno dice el Papa, ci– tando una frase espléndida del Concilio, «mediante la encar– nación, el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre». Cristo en su Navidad nos ha hermanado a todos los hombres del planeta en su singularidad irrepetible, en su historial personal y en su proyección comunitaria: «El hombre en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y, a la vez, de su ser comunitario y social -en el ámbito de la propia familia, en el ámbito de la sociedad y de contextos tan diversos, en el ámbito de la propia nación o pueblo (y posiblemente sólo aún del clan o tribu), en el ámbito de toda la humanidad-, este hom– bre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión; él es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención» 15 . El cristiano tiene que comprometerse por este hombre concreto, histórico, irrepetible, enfermo y pecador, que ha– bía perdido el sentido de su existencia, condicionado por falsos humanismos, por ideologías y sistemas que atentan contra la misma dignidad del hombre. Y este compromiso es gravísimo, porque Cristo se ha identificado con todo hom– bre, con cada hombre: «Así, pues: ¿buscas a Dios? Encuéntralo en tu her– mano, porque Cristo se ha como identificado ya en cada uno de los hombres. ¿Quieres amar a Cristo? Amalo en tu hermano. porque todo lo que haces a uno cualquiera de tus semejantes, Cristo lo considera hecho a El. Si te esfuerzas, pues, en abrirte con amor a tu prójimo, si trata~ de establecer relaciones de paz con El, si quieres poner en común tus recursos con el prójimo para que tu alegría, al comunicarse, sea más verdadera, tendrás a tu lado a Cristo y con El podrás alcanzar la meta que sueña tu corazón: un mundo más justo y, por lo tanto, más hu– mano» 16 . " Redemptor hominis 14. 16 Sentido de la Navidad. Audiencia general (23/XII/1981). 171

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