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y está afectiva y efectivamente ""un esas masas de población casi siempre abandonadas en un innoble nivel de vida y a veces tratadas y explo– tadas duramente ... » 8 y define los «campos de soledad» con un aguafuerte impre– sionista: «El mundo deprimido del campo, el trabajador que con su sudor riega también su desconsuelo ... » 9 CRISTO, REDENTOR Cristo es el centro metafísico del universo. Por Cristo, en Cristo, con Cristo y para Cristo han sido creadas todas las cosas. Sólo Cristo capacita para una com– prensión entera y profunda del ser, y especialmente la inti– midad del misterio del hombre redimido. Cristo es, pues, la razón de ser del hombre. Todo hombre gira estremecido en torno al Hijo de Dios vivo. Cristo es el centro «histórico» del mundo y del hombre. No es solamente un punto de referencia: «antes de Cristo y después de Cristo». Es una fuerza transformadora que, con su dinamismo imparable, cambia el rumbo y el sentido de la historia humana. Cristo es el «ayer, el hoy y el siempi::e», porque, en última instancia, el mundo sin El no tendría ra– zón de ser. Porque, desde El, la humanidad está recuperada para el hombre y para Dios. Cristo es el centro «amoroso» de la humanidad. Porque fue con su doctrina y con su vida un continuo «revelador» de Dios, que se define como Amor: Dios es amor. Un amor más grande que todo lo creado, más grande que el pecado, que la debilidad, que la «vanidad de la creación»; más fuerte que la muerte. Un amor siempre dispuesto a perdo– nar, a ir al encuentro del hijo pródigo. Un amor infinita– mente misericordioso. Jesucristo es, personalmente, la reve– lación y la expresión de ese amor que llega a dar la vida. El hombre redimido queda impresionado y esperanzado ante 8 Dignidad del mundo agrícola. Saludo a la población de Oaxaca y Chiapas, en Cuilapán (29/I/1979). 9 Ibid. 168

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