BCCCAP00000000000000000000341

signo expresivo de la calidad del alma sacerdotal. La forma de ser apóstol guarda una proporción exacta con la forma de ser sacerdote. por tanto, un test de extraordinario valor en la revisión de vida para medir la temperatura de la fidelidad, del celo, del compromiso y de la santidad. La actividad pastoral -el ejercicio del ministerio en todas sus formas- es un aspecto esencial de la vocación a la santidad. Es decir lisamente que, sin apostolado, sin una clara y convencida psicología de dedicación plena a la predi– cación de Cristo y su mensaje, la existencia sacerdotal que– daría en el aire. Porque «la razón de ser» del sacerdote son los hermanos encomendados, por misión expresa de Cristo, a su responsabilidad de buen pastor. Lo dice Juan Pablo II, de modo tan insistente y tan be– llo, que nos vemos precisados a una selección de textos. El ministerio, el «envío» para edificar el Pueblo de Dios, es un elemento esencial de la santidad del sacerdote: «Podría parecer un aspecto 'exterior', ligado a la di– mensión institucional de la Iglesia y, por consiguiente, poco significativo en cuanto se refiere a la santidad per– sonal. Sin embargo, toda la enseñanza del Vaticano II, que, por otra parte, se remonta a las fuentes más ge– nuinas de la eclesiología, sitúa también en ese aspecto el proprium de la santidad sacerdotal» 1 . El esfuerzo, el empeño, la capacidad de entrega en el ejercicio del ministerio dan la medida de su santidad: «El sacerdote, ganado por el misterio de Cristo, está llamado para ganar a los demás para tal misterio: esta di– mensión 'social' de su sacerdocio la vive dentro de las es– tructuras de la Iglesia-institución. El sacerdote no es sólo el hombre 'para los otros'; está llamado a ayudar 'a los otros' para que lleguen a ser una comunidad, esto es, a vivir el alcance social de su fe. De esta manera, el es– fuerzo con el cual el sacerdote 'recoge' (no 'dispersa': cf. Mt 12,30), el empeño con que 'edifica' la Iglesia, viene a ser la medida de su santidad» 2 • Y es que en la base del mismo .sacerdocio está su carác– ter de llamado «para los otros», es decir, de «enviado» para 1 Discurso a los párrocos y al clero secular y regular de Roma (2/III/1979). 2 Ibid. 123

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz