BCCCAP00000000000000000000341

LA A TIVIDAD PASTORAL «Como ministros de la palabra, en vuestra futura vida sacerdotal deberéis saber transmi– tir el Evangelio de forma que penetre a fondo en la inteligencia y en el corazón de vuestros creyentes, y que se encarne en toda cultura y situación humana personal y social». JUAN PABLO II, Mensaje a los seminaristas de España, firmado en Valencia. «Hay que prepararse para poder iluminar cristianamente las situaciones humanas de hoy, sobre todo en el campo de los derechos humanos fundamentales, de la familia, de la Juventud, de los sectores sociológicos y cultu– rales, etc., hasta llegar a impregnar con el Evangelio los centros neurálgicos de nuestra sociedad». (íbid.). Volvemos de nuevo a Emaús. Los discípulos han reconocido a Jesús en la fracción del pan. Y entonces --en aquel mismo momento- se levantaron y regresaron a Jerusalén ... y refirieron lo que les había suce– dido en el camino. No vacilaron un momento y se fueron a toda prisa, sin miedo a la noche cerrada, llena de estrellas. Su corazón ardía y volaba por el camino. Sentían la urgen– cia de comunicar la noticia de la resurrección. El discípulo apasionado de Cristo siente la necesidad de comunicar la gran noticia, de gritarla con emoción desbor– dante, de compartirla con todo el mundo: ¡Jesús vive! ¡Cristo ha resucitado! Los discípulos están locos de alegría. Las pruebas de la resurrección son cada vez más abun– dantes. Se ha aparecido a Simón. Lo han dicho las mujeres que fueron al sepulcro. Lo ha explicado María Magdalena entre lágrimas de alegría. Lo ha pregonado el ángel en el 121

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz