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El Papa se refiere, a continuación, a otro «fenómeno» de estos últimos años: las comuniones masivas. Todos se acer– can a comulgar y apenas se confiesan unos pocos. Natural– mente, precisa el Papa, esto puede significar que los comul– gantes no encuentran ningún impedimento de conciencia que les aleje de la comunión. Lo malo es que obedezca a una deformación de la mentalidad que desvirtúa el sentido sacrificial del banquete sagrado: «Pero puede también esconderse aquí, al menos al– guna vez, otra convicción: es decir, el considerar la misa sólo como un banquete, en el que se participa recibiendo el cuerpo de Cristo, para manifestar sobre todo la comu– nión fraterna. A estos motivos se pueden añadir fácil– mente una cierta consideración humana y un simple 'con– formismo' 14 . 5. La comunión en la mano es una práctica que ha sido solicitada por algunas Conferencias episcopales y ha obte– nido la aprobación de la Sede Apostólica. Sin embargo, - llegan voces sobre casos de faltas deplorables de respeto a las especies eucarísticas, faltas que gravan no sólo sobre las personas culpables de tal comportamiento, sino también sobre los pas– tores de la Iglesia que hayan sido menos vigi– lantes sobre el comportamiento de los fieles ha– cia la Eucaristía; - a veces no se respeta la libre opción y voluntad de los que prefieren seguir comulgando en la boca. No obstante, a pesar de los <,dolorosos fenómenos antes mencionados», el papa Juan Pablo sabe distinguir los abusos y el buen uso: «Escribiendo esto no quiero de ninguna manera refe– rirme a las personas que, recibiendo al Señor Jesús en la mano, lo hacen con espíritu de profunda reverencia y de– voción, en los países donde esta praxis ha sido autori– zada» 15 . 14 lbid., p.38-39. 15 Ibid., p.40. 108

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