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LA CIUDAD DE MATURÍN DATA DE 1760 En vista de lo expuesto en que nos hemos dilatado quizás más de lo justo, cabe hacer esta pregunta: ¿ Verificada la toma de posesión de aquel sitio de Maturín, escogido para fundar en él una población de españoles se procedió más adelante, es decir, se llevaron allí familias españolas, se instalaron, se levan, taron casas, se formó con esas familias una población más o menos numerosa, que se llamó o se llamaría San Juan de la Tornera? De no haberse realizado eso, creemos que en manera alguna haya habido una real y verdadera fundación de una población. Habría, si se quiere, como realmente hubo, toma de posesión jurídica de aquel sitio donde se proyectaba esa población de familias españolas, que por cierto luego no aprobó el Con– sejo de Indias, más aún, rechazó, pero no puede decirse una fundación histó– rica, como no la hubo en este caso, ni aun siquiera admitiendo como fundación el establecimiento solamente de un poblado primitivo, ya que, en el caso concreto de Maturín, ni se dió ese núcleo más o menos numeroso de familias, ni siquiera ese poblado primitivo. Con eso queremos decir que el único paso dado por Tornera, en orden a la fundación de esa ciudad o pueblo de españoles, fué la mera toma de pose– sión del sitio de Maturín donde se proyectaba debía ir emplazada, pero de ahí no se pasó. Recordemos las palabras de Tornera al aceptar el compromiso de realizar tal fundación: sólo «desde que reciba el real despacho de aprobación y con– cesión que Su Majestad (que Dios guarde) ha de hacer en la fundación de una ciudad que se ha de poblar en el sitio y sabana de Maturín con el nombre de San Juan de la Tornera Sota y Provincia de la Nueva Cantabria>> 18 • No olvidemos tampoco lo que Fr. Victorián de Castejón hacía constar en su memorial impreso presentado al Consejo de Indias respecto de la mencionada fundación a que se había comprometido Tornera: ((Si Vuestra Majestad fuere servido aprobarla)) 19 • Es decir: que a todo acto posterior a la toma de posesión, debía preceder la aprobación del rey. Tanto es así que los mismos religiosos se opusieron a que diera un paso más sin esa previa aprobación real, según propia confesión de Tornera en su carta en la que así escribe: Que había dispuesto «todo lo preciso y concerniente a que tuviese efecto la población de dicha ciudad a lo que obstaron dichos misionarios capuchinos acordándome que se esperase la aprobación y deliberación de V. Majestad, a lo que asentí, conciliando esta resolución con muchas pérdidas y gravámenes por ir en todo conforme y con el supuesto del beneplácito de V. Majestadn 20 • Es verdad que Tornera habla muchas veces de dispendios hechos por él, de gastos que le ha ocasionado la fundación, pero nunca dice concretamente en qué se fueron esos gastos, y, sobre todo, si hubiese dado algún otro paso 18 Autos testimoniales..., f. 33. 19 Memoria! de Fr. Victorián de Castejón, f. 6. ~° Carta de Tornera al rey (21 de noviembre de 1726), f. 3v. - 11 -

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