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ortodoxia. Escoto, el abanderado de La Inmaculada, se sirvió dg este argumento y lo usó con bri ll antez y garra, romp iendo el nudo gordiano de la uni versali dad del pecado original y de la universalidad de la Redención. Tres palabras de gran cala– do filosófico acaban con el atasco exegético y ponen a plena luz la exención del pecado original en María y, al mi smo tiempo, la plen itud de grac ia. "Potuit.- Decuit.- Ergo fecit" . Pudo Di os hacerla Inmaculada. Incuestionable, por su poder. Convenía: incuestionable por su honor y por el honor de su madre. Luego, no hay vuelta de hoja: lo hi zo... Ciertamente, el estilo esco lástico no es popular y com– prendo que resulte fatigoso y arcaico para la mentalidad modern a. Sin embargo, habría que admi rar y copiar un poco más su rigor técni co, su disciplina mental , su prec isión y su claridad para no caer en las vaguedades, ni en la inseguridad, ni en los atrope llos a la lógica, tan frec uentes en la li teratura moderna. El lenguaje, corno quería Unarnuno, y mucho más el lenguaj e teológico debe ser siempre "denso". Y no olvidar que, en frase de Ortega, "la claridad es la cortes ía del esti lo". El argumento teologal es anterior y poste rior a la escolás– tica. En el Credo apostóli co hay ya una pro fes ión explícita de fe en la maternidad virginal de María. Luego vienen la con– troversia, la apología y la catequesis sobre la maternidad div i– na en defensa de la ortodoxia. Por el camino de la Tradi ción, la literatura patrística es una floraci ón primaveral de la mariología en su ve rtiente dogmá– tica y en su proyección popular en forma de anuncio, de cla– rificación, de parenéti ca y de kerigma. Es importante dar relieve al hecho histórico de que esta floración es el fruto inmediato de l esclarecimiento del dogma cri stológico. Zanja– da la cuestión de la di vinidad de Cristo, la maternidad divina de María se impone con todo su esplendor a la conciencia cristiana. Y de esta maternidad manan como de fuente pura los riachuelos, los ríos y los mares de la gracia, de las virtu– des y dones que convierten a María en la obra maestra de Dios. 91

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