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das de la gloria. La graeia es la semilla de la hereneia de los bienes celestiales. No sólo de la gloria ele la eterna bienaven– turanza, sino la hereneia bendita -ya aquí y ahora- de la vida virtuosa, del disfrute de los "dones", de la comunión amoro– sa con Dios. Por la grac ia nos "inhabita", Dios vive en nosotros. hace tienda y morada en nuestro corazón. Por la gracia somos tem– plo de la Santísima Trinidad y formamos parte de su comu– nión de amor... "POR LA CUMBRE DE LAS FLORES" María es plenitud de gracia. la madre de la divina gracia, la medianera de todas las gracias. En María todo es gracia. Como mujer-primavera es "flor de flores", huerto de frutales. jardín de virtudes. María es la mujer, por la gracia de la mater– nidad, llena de esplendor y ele pulcra hermosura... Por la cumbre de las flores ... Ave María, de Schubert. El argumento de la armonía con su vuelo sinfónico por el cielo azul de la gracia nos traslada al mundo interior de María y nos hace recrear en tan graciosa be lleza. Si de amantes es cantar. la música es el lenguaje expresivo del amor a María. Suprimir del Ave María la confesión de su maternidad divina es robarle a la madre la mejor joya de su corona, por la sen– cilla razón de que la maternidad divina es la causa de su ple– nitud ele grac ia. El argumento de la belleza plástica nos llena de asombro ante los cuadros geniales ele nuestros pintores. Una imagen vale por mil palabras y el pincel nos descubre no sólo la her– mosura física, sino el estado del alma, la riqueza espiritual de los rasgos y de los gestos. El manto azul que viste a María de mar y cielo, los ojos de nublados misteriosos, las manos de paloma en vuelo nos enseñan el arte de contemplar. La Anun– ciación. de Fra Angélico o las Inmaculadas ele Murillo nos meten por los ojos hasta el hondón del sentimiento la plenitud ele gracia de la Señora. 89

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