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con que Dios me ha preferido y me sigue abrumando, para estallar y romper un cántico de gratitud. Y hay que "revitali– zar" el corazón con un trasvase de la mentalidad, de los sen– timientos y de la vida de Jesús y María a la propia vida. Con los oj os nuevos y el co razón nuevo podemos procla– mar como la Virgen María el "sí" de la consagración: " Hága– se en mí, en mi vida, en la historia del mundo y en mi propia histori a personal la santa volu ntad de Dios" . Que es decir: "Señor, cuenta conmigo". MARÍA: LA MUJER "PRIMAVERA" En una pers pectiva de sistema métrico decimal , la figu ra de María queda maltratada, empequeñecida y fals ificada . En rigor, nos ofrecen arqueología, naturalezas muertas y experi– mentos de laboratorio, si n la vibración y la belleza de la vida. Es a lgo así como el anál isis químico de la luz o de la flor. Para descubrir la fi gura de María en todo su grandor y "pulcra belleza" hay que ir al orig inal , a las fuentes Claras de la Reve lación . Y estas fuentes usan el lenguaje de las más atrevidas metáforas expresivas y de la imagen poética con su alado vuelo de vitalidad y sugerencia. Una imagen vale por mil palabras y los argumentos fi losóficos más sólidos empa– lidecen ante la fuerza de la poesía de los textos bíblicos. No hará fa lta repetir que e l enjambre de metáforas y figu– ras poéticas con que se ilumina la imagen de la Señora: tallos que rebrotan, viñedos verdes, frutales en flor, lluvias prima– verales, vestidura de estrellas, lunas plateadas y la luz en toda su gama de resplandores son los argumentos incuestionables de la metafísica mariológica. María no es sólo luminosa, transparen te y fulgurante . Es en su mismo ser, luz reflejada e irradiante en todo el ámbito de su existencia histórica y espi– ritual. La hi storia de María se inscribe en esta luz, está envuelta en la luz. La plenitud de gracia tiene dos formu laciones. Pri– mero, la formulac ión negati va que pone de relieve la victoria 80