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exención del modo más singular, predestinada para la mater– nidad divina en "el mismo decreto'' de !a Redención con Cris– to. María es vocación, misión y destino en permanente "esta– do de excepción". Esta es la perspectiva de una mariología dinámica, audaz y creativa, de horizontes abiertos, de di lata– dos espacios para la evolución homogénea del dogma, toda– vía sin explorar. Tengo la plena convicción de que María no ha pertenecido nunca ni en nada al orden moral del Adán pecador. María está entrañablemente integrada -desde siem– pre- en el "orden de amor" , en el orden espiritual y moral humano y div ino del nuevo Adán. María "es" y está "With Jesús" ... CANCIÓN NOSTÁLGICA DE PEREGRINOS El pecado original sumió a la humanidad en las sombras y en las tin ieblas de la noche, en la noche oscura de la culpa y de la pecaminosidad. El universo entero quedó manchado con la baba viscosa de la serpiente y su nido de repti les. La natu– raleza humana quedó rota, malherida y marchita. Y brotaron las amargas flores del mal en una paramera ele pedregales, malezas y cardos. El Bautismo lava el alma y arranca de cuajo el pecado ori– ginal, pero la naturaleza queda herida por el "fornes peccati", que es materia combustible, hojarasca y estímulo del pecado, inclinación natural al mal, fuerza instintiva que nos arrastra a pecar. La concupiscencia viene a ser algo así como el código genético de la naturaleza humana en quiebra. Esta base comu– nal explica la unidad del género humano y las luces y som– bras que configuran su personalidad, como recuerda el poeta latino: "Soy humano y pienso que nada humano me es ajeno" La concupiscencia ha quebrantado de forma alarmante el vigor de la luz y ha hecho más extensas e intensas las zonas de oscuridad. Y esto en todo el campo de la moralidad, en la totalidad del comportamiento humano, como advierte con acierto el 65

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