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Inmaculada s in la ofrenda metafísica y floral de Escoto es como una reina sin corona, porque fue prec isamente Escoto el orfebre genial de las perl as que brillan en la frente de La Inmaculada. Extraña la laguna penosa y el corte histórico e n "La Virgen María" , de Jean Guitton, que deja su discurso ina– cabado en Sto. Tomás y en San Buenaventura. Los prejuicios sectarios de la cuestión mariana y de los funci onarios de piza– rra y laboratorio son miserabl es... La mi sión del teólogo vanguardista al estilo de Escoto es "abrir ven tanas" para que penetre el aire fresco de la vida en oleadas puras y fragantes. En rigor, Escoto descubre una mariología ll ena de dinamismo, de pujanza vital, de iniciati– vas audaces de renovación. Sintoniza con e l pensar armónico del puebl o de Dios y busca formu laciones nuevas desde el hondón de la sabiduría cristiana que se expresa en e l "sentir de la Ig lesia" y se hace vida e n el "sentir" de las gentes sen– cillas y piadosas. La opinión popu lar -" la sen tencia pía"- es la de más calado doctrinal y se convierte en argumento teológi– co incuestionable, gracias a la sutileza geni al del Doctor sutil franciscano . La fórmula c lás ica: "potuit, decuit, ergo fecit", no es ori– ginal de Escoto, pero ll eva mimbres de su mimbrera y e l reto– que magi stral que la ha consagrado de modo definitivo. En rigor, es un silogi smo creativo que zanja la cuestión para siempre por su vigor fi losófico y por su armonía con la fe popu lar. El tema ele La Inmaculada se convierte en escenifi– cación dramática y se representa en iglesias y plazas ante un público que vibra enardecido ante el misterio . El pueblo ad i– vina, intuye y vive el mi sterio que sitúa a María en el encla– ve de lo sagrado, en la plenitud de gracia "sin sombra ni lunar" . El pueblo insp ira e l Auto Sacramental que recon stru– ye la hi storia sagrada con un retablo de figu ras vivientes que encarnan la muerte y la vida, el pecado y el perdón, la culpa y la gracia. E l pueblo vive amorosamente el misterio. Y se le esponja el corazón en pregones y cantares... El pensar armóni co, en plena sintonía de las razones de la inteligencia con las razones del corazón, crea las formas más 63

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