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Revelación es perfecta. Es de plena actualidad sin perder el estil o de siempre. El pecado orig inal ha sido admitido por todos los graneles genios del Cristian ismo: filósofos, teólogos , pensadores, místicos, poetas y santos. Desde una perspecti va hi stórica, el pecado 01iginal y su uni versalidad ha siclo el cen– tro ele las "cuestiones di sputadas" en torno a La Inmac ul ada. Como broche de oro de este collar de reflexiones, me viene la frase espléndida del Cardenal Newman, fruto de la investigación y de la experienci a personal y colectiva: "Si hay un Dios. y en efecto lo hay, el género humano está envue lto, desde su origen, en una terrible calamidad. Está en desacuerdo con los designios de su Creador. Esto es un hecho , y un hecho tan cierto corno el ele su propia ex istencia. De ah í que la doctrina que se llama teológi– camen te el pecado ori ginal , resul te para mí casi tan cier– ta como que el mundo existe, o como la misma existen– cia de Dios." " ... Inmune de toda mancha de la culpa original" La cuestión de fondo que mantiene en alto las espadas dia– léc ti cas del conflicto es el pecado original. No su existencia, que encuentra especialmente sensibili zada la concienci a cris– ti ana, si no su "universalidad". Pecó Adán comiendo el fru to prohibido y en Adán pecaro n todos sus descendi entes. María es una criatura humana, pertenece al género humano, al lina– je de Adán. Es de la mi sma naturaleza humana, de la mi sma carne y de la mi sma sangre de los primeros padres. Tiene un códi go genético humano. Adán pecador ha perdido el estado de justicia original en que fu e creado no sólo para sí sino para todos sus descen– dientes. El pecado personal ele Adán afecta a la naturaleza humana que transmitirá en un estado caído a todo el género humano. Pecado original es -dice el catecismo- aquel con que tocios nacemos, heredado de nuestros primeros padres. En ri go r, no es un pecado personal , -como es evidente med iando la di stancia de siglos entre Adán y un niño que nace hoy- es un pecado " contraído", es un estado, no un acto. De la raíz impura del pecado original brotan las flores del mal ele los errores del pensamiento y de las malconfiguraciones del 58
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