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Es un himno litúrgico: se reza así porque se cree así. Alfonso X el Sabio celebra en su "Cantiga" (320) el honor de la mujer vencedora, que enmienda la plana a la mujer venci– da: "San/a María leva o ben que Eva... " RUPTURA DE HOSTILIDADES La proclamada enemistad entre la mujer que vencerá el pecado y la pecaminosidad en todas sus formas y la serpiente provocadora no es sólo una cuestión personal. Es guerra a muerte, a pecho descubierto, entre la descendencia de l tenta– dor y la descendencia de la mujer bendita. Es un conflicto entre familias de la misma raza humana, que forman en dos bandos irreconciliables. San Pablo, experto en humanidad, ha definido a los dos grupos con una metáfora de gran calado metafísico y de hondas resonancias psicológicas. La raza del diablo es el "hombre viejo", retorcido, desa– morado y esclavo de las concupiscencias. Es el hombre escin– dido, roto y tenebroso que anida y engendra en el árbol de l mal los malos deseos, los instintos perversos, las pasiones vergonzosas que envilecen a la humanidad. La radiografía moral del hombre viejo provoca náuseas por simple higiene men tal. La estirpe de la mujer nueva es el "hombre nuevo" , que camina en la novedad de vida, pujante, creativa y original. Es el hombre de la luz que ilumina y embellece las profundida– des del ser con una dinámica espiritual de transparencia, de luminosidad y de honor. Es el hombre que , a base de esfuer– zo y lucha, se ha reconciliado con la imagen primera tal como salió de las manos de Dios. Es el hombre bueno. de buenos sentimientos, de actitudes y comportamientos ejemplares. San Agust ín ha descrito con rasgos enérgicos el drama de la humanidad, escindida en dos bandos, en La Ciudad de Dios, que es, en rigor, una filosofía de la historia sugestiva y fascinante. El hombre ha creado dos ciudades: la ciudad ele 41
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