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bajos y de lágrimas. La mujer nueva se dice "Ave" y viene a devolver a la mujer el esp lendor primero de femenina belleza y perfección orig inal. Es la ve ncedora del pecado y de la pecaminosidad en todos los fre ntes. Es la madre de la pura y brava raza nueva de Jesús y de los seguidores de Jesús. Ave es memoria asociativa de Eva. Y muy pron to emp ie– za una trad ic ión, que perdura hasta nuestros días, e n que se relaciona a las dos mujeres anotando semej anzas y, sobre todo, poniendo de reli eve las sombras de Eva y las luces de María, la cu lpa de Eva y la grac ia de María, la tri steza del valle de lágrimas y la alborozada esperanza de la mi sericor– dia y de la gloria. La relectura de la tradi ción con su dinamismo de pujanza y ele vitalidad ha convertido a la muj er de la profecía bíbl ica en centro amoroso del uni verso y ele los corazones a la luz del mensaje angélico. La maternidad divina está en plena flora– ción primaveral y María-Ave cambia ele rumbo la hi storia de la humanidad, llevando a Dios lo que Eva separó de Dios. La creación primera fue admirable. La recreac ión del Redentor fue más marav illosa. Y María es la Madre de la Redención ... E l Ave de la maternidad integral cobija con sus poderosas y extendidas alas el universo maria! en todas sus formas: el diálogo apologético, la explicación catequética, el discurso filosófico, la reflexión teológ ica, la contemplación mística, la devoción popular en su humanísima envo ltura de vida e hi s– tori a. Pío XII abre horizontes nuevos a una mariología diná– mica y creativa con un texto genial. Pone sobre av iso contra la "excesiva estrechez mental" cuando se trata de cuestiones acerca de la Santísima Virgen y resalta "la incomparable, emi– nentemente exaltada, verdade ramente casi d ivina dignidad de la Madre de Dios..." Ésta es la perspectiva de una mariología de la postmoder– nidad, escrita y proclamada con rigor científico y teologal. María pertenece al "orden hipostático" por la realidad ontoló– gica de su maternidad divina. La "casi divina" d ign idad de la Madre de Dios en el orden del ser marca su impronta en el ejercicio de sus funciones 38

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