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En rigor, si María te lleva de la mano, desaparece o se aleja el peligro de la caída en la culpa. Con su protección. no hay nada que temer. Si te dejas guiar por Ella, cesan las fati– gas. Con su amparo, la navecilla de tu alma arribará a seguro puerto. La mediación universal de María no es ya una certeza doctrinal solamente. Es, ante todo, una experiencia de vida que renueva la faz del universo y de modo especial los rasgos específicos de la fisonomía espiritual y humana del devoto. El pasaje es magnífico y figura en la liturgia y en las mejo– res antologías marianas. En la misma línea de rigor teologal y con más fuerza expresiva se proclama la omnipotencia de la mediación de María. No es una página de gran belleza orato– ria ni literaria. Es una plegaria de intensas y esperanzadas emociones. Se atribuye a San Bernardo y se conoce por el "Acordaos ..." En esta oración conviene dar relieve a los matices porque son muy significativos. El original no dice "acordaos··. for– mulación mayestática que sugiere cierta lejanía emocional. Dice "acuérdate", con el tú amoroso que cuadra mejor con el mundo afectivo del hijo que habla y confidencia con su madre. En este caso, la plegaría se dirige a la "piísima Virgen María" y sabido es que la piedad es función ele maternidad a la que responde el hijo con los detalles primorosos de la con– fianza y de la ternura. La oración es un reto en regla, un desafío original. inspi– rado en la historia y en la vida. Acuérdate de que "jamás" se ha oído en el transcurso de los siglos que "ninguno" que se haya acogido a tu clemencia e implorado tu auxilio haya sido abandonado ele Ti. El lenguaje es enérgico y totalizante y expresa una convicción plena en la todopoderosa mediación ele María: nunca, jamás, ninguno, nadie. La cuestión queda zanjada para siempre, sin la más leve nube de duda ni ansie– dad. Con esta confianza, que es convicción racional, hecho his– tórico y experiencia personal. la frágil navecilla del alma vuela a velas desplegadas por el mar y cielo azul de la bondad y de la gracia. La mascota de mi barquilla es María y su ban– dera... 296