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Como buena madre, vive en continua situación de alerta para prevenir los problemas de sus hijos y actúa aún sin que se lo pidan los interesados. Es lo que sucedió en las bodas de Caná en que los esposos estaban al margen de los aconteci– mientos. Y es lo que sucede en la vida ordinaria del pueblo de Dios. Hay un conjunto de gracias que nos regala María y que influyen decisivamente en nuestra vida sin que se las haya– mos pedido. sin que hayamos tenido noticia de ellas. María cumple sus funciones maternales con pulcritud y elegancia, sin pasar factura. Por norma general, esta mediación escondida del "tiempo ordinario'' no es materia noticiable, aunque deje una huella luminosa en la historia personal y colectiva. Lo que pone de relieve la literatura es la intervención de María en los momen– tos fuertes. en los tiempos dramáticos del espítitu. En esta línea está La Lumen gentium: "Con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo. que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaven– turada. Por este motivo. la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada. Auxiliadora. Socorro. Mediadora.. ."' El Evangelio es esencialmente incómodo y desconcertan– te. El devoto de María se compromete a vivirlo en toda su radicalidad, pero advierte que el empeño excede las fuerzas de la condición humana, frágil y quebradiza. Sabe por expe– riencia personal y por las enseñanzas de la historia humana que la lucha dramática contra el instinto y las pasiones le deja oprimido y desarbolado. Ha sentido la vergüenza de humi– llantes derrotas y de negaciones cobardes. Ha perdido batallas, pero no ha perdido la guerra. Y confiado en la experiencia del poder y de la misericor– dia de María, cuenta ya las batallas por victorias. El verdade– ro devoto de María es perseverante y optimista. con psicolo– gía de vencedor. María le obliga a lanzarse a la lucha contra la pecarninosidacl en alto vuelo, pero antes le ha ciado pocle- 292