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nura cuando se ha vivido en una gozosa experiencia personal. María me conoce y lee en mi interior como en un libro abier– to. Conoce mi historial hasta en los detalles más insignifican– tes del diario vivir. Sabe de mis horas de Dios, de mi angus– tia exístenciaL de mis fragilidades y de mis propósitos, de mis victorias y de mis fracasos, de mis lealtades y de mis cobar– días, de mis lágrimas y de mis cantares. Adivina mis pensa– mientos mirándome a los ojos como la madre al niño. Y lo sabe porque vive maternalmente desvelada y porque he senti– do una necesidad de amor de compartirlo todo con Ella con filial y casi excesiva confianza. Los devotos de María hablamos "de lo que han visto nues– tros ojos, de lo que hemos palpado con nuestras propia~ manos". María es gran pedagoga en la formación del ··ordo amorís" que da sentido a nuestra existencia cristiana. Y como el niño se refugia en los brazos de su madre, vamos a los bra– zos ele María en busca de seguridad y de ternura. Y le recor– damos que nunca jamás hemos sido clesamparacios. No e~ sólo un hecho. Es una experiencia de vida que contamos en honra y prez de la Señora. Toda la vida queda marcada por su presencia amorosa en el misterioso rosario de gozo y pena que es la existencia humana: sus manos de Milagrosa disparan rayos de luz que ilu– minan la noche de la culpa. del error, de la duda. - nos mira con ojos de misericordia cuando gemimos y lloramos en este valle de lágrimas, - es causa de nuestra alegría y se nos esponja el corazón cuando vencemos la tentación y sentimos -por su gracia– el perdón de Dios y el esplendor de la carne. es nuestro consuelo en las horas de turbación. de aflic– ción y de tristeza, - es nuestro auxilio en la lucha sin cuartel contra lo~ podere~ del mal y del maligno, - es nuestra esperanza en las horas bajas de desilusión y pesimismo. - es madrina. bella y espléndida. de nuestra jura de ban– dera de nue,tro compromiso con Dios. - es La llena de gracia que convierte toda nuestra vida en gracia... 289