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LA MUJER NUEVA A la orilla misma del Evangelio y en los verdes manantia– les de la tradición nos encontrarnos con la figura entrañable ele las dos madres que han marcado el rumbo de nuestra exis– tencia. Eva es la madre por naturaleza. María es la madre por la gracia. Eva es la madre de los viv ientes. María es la madre de los creyentes. Como hijos de Eva estamos gimiendo y ll o– rando en este valle de lágrimas. Corno hijos ele María brinca ele gozo nuestro espíritu con cantares ele vicia y esperanza. En su itinerario ele conversión, Newman se encuentra con una sorpresa que cambia radicalmente su visión de la devo– ción mari ana: resulta que tiene sus o rígenes en los primeros ti empos del cristianismo. En ri gor, el paralelismo entre Eva y María aparece ya en las fuentes escritas de fines de l primer si glo cristiano, concretamente en Papías, obispo y escritor. Cabe pensar que la idea es original del obispo, pero lo 1mc'ís probable es que levantara acta ele una opi nión popul ar en los creyentes de su ti empo, con lo que nos situamos en la orilla mi sma del lago bíblico. Eva y María se con vierten en argumento teo logal, en his– toria sagrada y en liturgia pastoral con la colaboración de pen– sadores, apo logistas, místicos y poetas. La dinám ica de la hi s– toria de la sal vac ión va descubriendo progresivamente los "nombres ele Cri sto", la realidad humana y div ina de Cristo, corno Hijo de Dios vivo, corno Señor y como nacido de mujer. Y en esta perspec ti va cristocéntrica, aparece la figura ele María en su incomparable rango de "Madre de Dios". La primera re lación entre Eva y María es ele analogía. Eva, rec ién salida de las manos del Creador, es una mujer "bande– ra", superdotada con todas las cualidades de la natural eza y de la gracia. Es "virginal" con la belleza del esplendor de la carne, con la transparencia del pensamiento, con la luminosi– dad mi steriosa de lo femenino , en su pureza original. Eva, en su inocencia creacional, es el prototipo perfecto de la mujer, el "eterno femenino" en carne y hueso. Es, por voca– ción y destino, la madre de los vivientes. Es la "compañera" 33

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