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expresivo. Una imagen -se ha dicho- vale por mil palabras. Y he aquí una palabra que vale por mil imágenes que vuelan y revuelan por la sangre estremecida y acaban siempre anidan– do y criando en los palomares de la memoria y del senti– miento. La madre e~ la mujer bendita que nos dio el "er. que nos formó a su imagen y semejanza en un proceso evolutivo que, en una '.'.imple consideración biológica. es una maravilla de ingeniería genética y en !a perspectiva humana la mas fas– cinante creación de amor. La madre es la cumbre metafísica. biológica y e'.',piritual de la mujer. La plenitud de lo femenino en su primavera flo– ral de naturaleza y gracia. La madre dilata los espacios del amor alimentando. amamantando. construyendo vida con la cantera viva de su propio ser. Nos forma en imagen viviente con la carne de su carne y !a ~angre de sus venas. Nos inspi– ra la vida grumo a grumo, latido a latido. Sin prisas. pero sin pausas nos entreteje con los telares de su propia entraña. La madre con el niño en sus brazos es la figura más bella. la cumbre más alta. la perfección de la humanidad. La madre se expropia \Oluntariamente de lo más íntimo y entrañable del propio "er y se .. desvive" en esa función sagrada de dar la vida. Y esta expropiación llega a situaciones límite de gene– rosidad y de heroísmo cuando la madre ofrenda su propia vida en la misión sagrada de dar la vida. Es un orgullo para la humanidad el testimonio de estas madres santas. que tienen en mi pecho un altar. De la madre se han dicho las cosas más bellas y. sin embargo. quedamos siempre con la impresión de impotencia y de cortedad. En rigor. la experiencia de la madre desborda el cauce de las palabras y remonta su vuelo por los espacios de la sugerencia y de la expresión poética. pero no alcanza a los rnanantiale<, misteriosos del sentimiento. Con la madre que es todo corazón. no hay má<, lenguaje formal que el de la corazonada que es acliYinación. descubrimiento y certeza del '"ordo amorÍ<,... Para comprender a la madre hay que permanecer en esta– do puro de infancia, en la inocencia original que capta todo el 270

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