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Uno de los temas más sugestivos de la teología. del pen– samiento y. sobre todo, del arte es la figura de María como "mujer". En rigor. María es el prototipo de la mujer, la esen– cia verídica de lo femenino en todas sus formas de plenitud humana, de esplendor corporal, de radiante y tembloroso mis– terio de belleza y gracia. Es la mujer de los ojos perfectos que cada pueblo los viste del color de su raza. de los cielos azules o nublados de su estelar firmamento. de los mares verde-azu– les de su ensueño. Ojos perfectos que los pecadores llamamos de misericordia. Ojos con lágrimas que compartimos en las horas de llanto y de ternura. La mujer bendita que recrearnos en nuestro oratorio sentimental tiene. con frecuencia, fisono– mía y acento de lo más puro y entrañable de nuestras mujeres más bellas. Esta bellísima mujer es algo nuestro. El artista genial de esta mujer prototipo es el mismo Dios. La ha hecho a su medida, con las mil caras de la gracia física, del pensamiento luminoso, de la sangre en manantiales de pureza, del corazón ardiente en llamaradas de ternura. Los artistas humanos limitamos la grandeza y la belleza a una perspectiva personal, que deja en la penumbra otras "tomas". otros enfoques, otras vistas pintorescas de la figura de María. La amorosa labor en equipo es necesaria en la exploración de los mundos nuevos de la Mariología. que es dinámica y se entronca con la vida. Esta mujer, esencia verídica de lo femenino, es mujer maternal en todo su ser. El ser maternal es la razón de su exis- 265