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..Repugna pensar que aquella que concibió a Cristo. lo dio a luz, lo amamantó con su leche. lo meció en sus bra– zos y lo estrechó contra su pecho. sea separada de Cris– to. si no con el alma. al menos con su cuerpo. después de esta vida". Del requiebro y la nostalgia se eleva el Pastor Angélico a la dimensión salvífica de la maternidad integral. Este aspecto concreto de la realidad histórica "abarca infinitamente más que la mera relación de maternidad con la persona del Verbo", pues se trata de María. Madre del divino Redentor, "precisa– mente en cuanto Redentor". La Asunción corporal es ··eJ más digno complemento y cumbre·· de la virginal maternidad de María, asociada a Cristo en la misión salvadora. El dolor, que es ley de toda vida humana y en el sentir evangélico "bienaventuranza" y camino ele perfección, ocupa un lugar relevante en la biografía ele la Virgen. La espada clavó sus filos de preocupaciones, angustias y espacios dolo– rosos en la pulpa sensible de su corazón. Y en el Calvario nos engendró a la vida espiritual sufriendo, llorando. casi murien– do con los golpes del martillo sobre los clavos y con dolores de parto en su entraña virginal. La que sufrió con Cristo tenía que triunfar con Cristo. La que murió con Cristo, debía resu– citar con Él. La corona ele la Asunción se entretejió con rojas rosas de martirio. La Madre del Redentor es espejo terso para contemplar y para imitar. Copiando su actitud y su comportamiento, el dolor purifica, santifica y madura la personalidad. Con María al pie de la cruz, sufrir es compartir, participar, la pasión y muerte de Jesús y los dolores ele la madre. La cruz pesa menos y santifica más cuando se lleva con amor. La Virgen en su Asunción no se desentiende de este mundo y de los graves problemas ele esta hora de la historia. que quitan el sueño al fervoroso Pontífice. El hombre moder– no ha vivido la experiencia trágica de las guerras, de las abe– rraciones hostiles a la verdad y a la virtud, de la angustia exis– tencial, ele la furia de los dantescos jinetes del apocalipsis. Las ideologías deshumanizantes han despojado al mundo de su grandeza y hasta de su dignidad. Anochece Dios en muchas almas... 253

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