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Todm ía se oyen los acordes de la marcha fúnebre. Lloran los cipreses en la noche espesa de la muerte de Jesús. Hay un desgarro dolormo de desbandadas y abandonos de los discípulos que han sucumbido en la prueba por miedo y por cobardía. El Oficio de tinieblas ha apagado las '"velas.. de la fe y de la esperanza en los seguidores de Jesús. No queda má~ que una lámpara encendida. símbolo de la fe ardiente y refulgente de María. María está sola con su:-, lágri– mas y recuerdos. E" La Soledad. Y. .. ¡ele pronto! Al principio. una mezcla misteriosa de temblor y espanto. de duelo y lágrimas. de tristeza y descora– zonamiento. Ese juego de ~ombras y luces cuando va a ama– necer en la naturaleza y en la psicología de los discípulos. La noticia de la Resurrección "e abre en los corazones con re~– plandores de nuevo día. Los mensajeros ofrecen todas las garantías de veracidad y credibilidad, pero no es fácil con– vencer al grupo. sumido en la tristeza y en el miedo. No creen en el testimonio de María Magdalena y de las mujeres que han Yislo el sepulcro vacío y han escuchado per– sonalmente al ángel de la Resurrección. Las mujeres son tan sensibles y estún tan impresionadas por la ausencia del Maes– tro que han tenido visiones... María Magdalena confunde a Jesús con el hortelano. Los discípulos de Emaús no recono– cen a Jesús en el peregrino que les sale al paso y les acompa– ña hasta el castillo. Los pescadores piensan que Jesús. que se les ha aparecido en el lago. es un fantasma. Tomás no cree hasta meter sus dedos en los agujeros de los clavos. 231
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