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El discurso teologal camina por los cauces de la más pura tradición y se llena de contenido y de sugerencias. María es la madre de Jesús y de todos los hermanos de Jesús. María es la madre de la humanidad redimida. María es la madre de la existencia cristiana. familia espiritual de Jesús a la que están llamados a integrarse todas las naciones y todas las razas. Todos los miembros del Cuerpo Místico de Jesús -que es carne de María- son hijos de María. María es, pues. la madre univer~al: madre de Dios, madre de los hombres, madre de la Iglesia. María cumple con ente– ra fidelidad sus funciones maternales en el itinerario vital de la Iglesia. El ·'stabat'' del texto bíblico excluye toda actitud pasiva de María junto al pie de la cruz. No es simplemente la mujer contemplativa que rumia en su alma los misterios dolorosos del madero. Es la madre del Crucificado que vive en su carne la experiencia dramática de la muerte del Hijo más santo, con un papel activo de participación personal en la obra de la sal– vación del género humano. Esta cooperación personal no puede limitarse al consentimiento de la Virgen en la Anuncia– ción: es una colaboración ""de forma completamente singu– lar", lo que constituye a María en Corredentora y en Madre de la Redención. La existencia de María es maternal en todo el ámbito del ser y del querer, que es su misión salvadora junto a Jesús. Por eso la Iglesia, bajo la inspiración del Espíritu Santo, la vene– ra "como a madre amantísirna con afecto de piedad filial". Por eso es "nuestra madre en el orden de la gracia". El pueblo cristiano que ama a la Virgen con un querer apa– sionado y entrañable ha dado en el blanco substantivando el dolor con nombre y figura. María no es una mujer doliente. es la Virgen de los Dolores. No es una mujer angustiada, es Nuestra Señora de las Angustias. No es una mujer dolorida, es La Dolorosa. Es la Virgen del Camino, con un desafío valien– te y vigoroso al dolor, con el Hijo muerto en sus brazos ... El "álbum" del más hondo y puro sufrimiento de María ha tomado forma en los pinceles, en el lienzo, en la madera y en :224