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zón mismo de la redención. Por esta razón. el culto de María está tan sólidamente integrado en la religión cris– tiana. Y su descuido conduce inevitablemente a una des– figuración de la vida cristiana." No comprendo las situaciones "conflictivas.. entre la glo– ria y el honor de Jesús y la veneración ferviente a María. La lógica ele la maternidad divina es la razón de ser de la gran– deza de la Señora. El devoto no hace más que seguir el ejem– plo de María al cantar "las maravillas.. que el Señor ha obra– do en ella. Alabar la obra del artista es darle gloria y honor. Honramos y veneramos a María porque es la obra maestra de Jesús. Causa extrañeza el solo pensamiento de que a Jesús le disguste nuestro amor apasionado a su Madre. En Ia lógica de la maternidad divina. la devoción a María y su expresión cul– tual no es opcional ni facultativa. Es "de precepto", como dice el dominico antes citado: "Afirmar que todo cu lto explícito de María es cosa que queda a la discreción de cada uno. basándose en que tocio honor y gloría de María se derivan enteramente de Cris– to redentor. es un error que el Papa Pío XII denunció ya en su encíclica Fulgens Corona." Y concluye con una frase espléndida que habría que regus- tar despaciosa y deleitosamente: "Una veneración explícita de María es una condición vitalmente necesaria para la plena floración y la madura– ción adulta normal de la vida cristiana." Del pueblo llano soy y en el pueblo tengo mis más pro– fundas raíces marianas. Me gusta compartir dolores, gozos y esperanzas con María en el rezo del Santo Rosario. Disfruto como un niño en las romerías a las ermitas y santuarios de la Virgen participando en la fiesta de rezos y cantares. Dedico mi flor de mayo a María, "Flor de flores " con la ilusión y la ternura de la primera infancia. Y suscribo con inmensa alegría el "Alegato en favor ele las 'manifestaciones periféricas' en la vida religiosa del pueblo", de Scillebeeckx: "Porque es evidente que todo intento logrado por deste– rrar todo eso de la vida religiosa, por med io de un llama– miento frío y racional a la 'auténtica' práctica rel igiosa. no podría menos de desembocar en la muerte de la vida 25

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