BCCCAP00000000000000000000338

CREO EN LOS REYES MAGOS Y con los año~ este creer ha ido madurando hasta conver– tirse en vivencia personal. en hecho de vida. La narración evangélica es bella y además es verdadera hasta en sus míni– mos detalles. Creo en la Estrella del Niño Dios porque la he visto con los ojos del espíritu y casi. casi la he palpado con mis propias manos. La e~trella es la vocación. los designios de Dios. el querer de Dios en todas las situaciones de la vida. "Su" estrella repiquetea con golpes de luz y me invita a ponerme en camino. en el buen camino del esfuerzo. de los buenos propósitos, de las decisiones comprometidas. de las iniciativas audaces. La estrella me escuece en los ojos de gra– titud, de reconocimiento, de gracia. La estrella me eleva a la contemplación, al desarraigo de los bienes temporales. a la nostalgia agridulce de Dioéi ... ¿Queréis ver la estrella? Está ahí, pero sólo se de\cubre cuando miramo,, mucho al cielo, cuando nos ponernos en manos de Dios y le respondemos como María: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra... Cuando nos fiarnos de Dios sabiendo que nos sigue queriendo y nos rendimos incondicionalmente a c,u amor: Señor. estoy aquí. cuenta conmigo. Que se haga en mí. en mi ambiente familiar. en mis cosas. en mi trabajo. en mi reducido mundo de amigos, en los acontecimientos, en la vida del mundo y en mi historia personal... siempre y en todo lo que tú quieres. Y veréis cómo la estrella disipa las tinieblas de la duda. la turbación y el temor. Cómo pone luz a los sentimientos del corazón que se esponja con su llamarada. Cómo apacigua el embravecido mar de los in~tintos. de las pasiones. de la con– cupi~cencia. Cómo infunde claridades en las noches del alma. Creo en la estrella que me clarifica el pensamiento con ideas verace~, con una visión luminosa de la vida. La estrella ilu– mina el camino y enciende una llama ardiente en el alma. La estrella de Dios da luz y calor. 147

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz