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vez en el ejercicio amoroso de sus funcione s maternales. Con los ojos abiertos a los signos y en un amb iente de fe , toda mujer es una referenci a espiritual al modelo de gracia y per– fecc ión que es la plenitud feme nina de María. El protagonista absoluto de la Navidad es el Niño Dios, nacido de mujer, en traña de las entrañas de María. El Niño es carne y sangre de madre virginal y está siempre con su madre. La figura más perfecta y más bella de la humanidad es el niño en brazos ele su rnaclre. Por eso no hay Navidad sin madre. Y la Madre es María. En los "Nacimientos" María es enteramente femenina y maternal. Los art istas de mi álbum sentimental han interpretado con asombrosa sensibilidad Ia sicología maternal de María y las fuentes claras de su feminidad. Han captado con nitidez no sólo la expresión corporal sino también los estados del a lma con sus esplendores de fondo y forma. María es manantial y primavera de cuerpo entero y con los primores del detalle. La maternidad ha hecho más transparen– te, más humana y más bell a su figura de adolescente. Y tocias las fi guras del nac imiento: la montaña, los valles florido s, los verdes manantiales y el cielo estrellado giran en torno a su luz. Son cifras expresivas del "orden de amor" para festejar y cantar al Niño divino. El un ive rso se convierte en geografía ele amor para los requ iebros ele la madre que se ani ña con los dimi nu tivos de la sorpresa, ele la admiración y ele la ternura: el Niño es ramín de flores y cielín de luceros y estrellas... El Niño divino se derrite con los mimos maternos, con las palabras tiernas, con los gestos, con las mi radas, con las "cari– cias de mamá". Los artistas de mi álbum sentimental han so r– prendido el amor materno en tocia su extensión e intensidad: las manos ele María como paloma en vuelo, las manos tem– blorosas en adorac ión, las manos éomo pañuelos blancos de hurnanísima acogida, las manos en el temblor sorprendido del abrazo, las manos clormiclas en sueño ele azucenas... María es la noticia y la experiencia personal de los mi ste– rios gozosos del Nacimiento: lo lleva en sus ojos, lo transmi- 129