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solución y como es un hombre "j usto" rechaza la denuncia que llevaría a la joven madre al deshonor y decide "repudiar– la en sec reto". Y es entonces, cuando la amargura llega a una situación límite, la hora de Dios, que envía a un ángel para esclarecer el misterio: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu esposa, porque lo concebido en ella viene del Espí– ritu Santo" . El nubarrón de verano se disipó y brilló un cielo az ul y primaveral en los ojos y en el corazón ele los esposos. El cuerpo ele María va madurando como un frutal. Sigue la apasionante aventura del niño en su largo sueño y en sus juegos miniinfantiles en el seno ele la madre. María lo imagi– na hermoso, con unas enormes ganas ele viv ir. Y en tona las antífonas jubilosas ele la "O", canciones de sorpresa, gozo y esperanza, con un estribillo de urgencias: "Ven, no tardes". "Y el Verbo se hizo carne". "Nos ha nacido un Niño..." Los Evangelios nos ofrecen un relato descriptivo del acon– tecimiento salvador. Los autores inspirados interpretan la navidad como un despojo del "rango" divino: teniendo la forma ele Dios tomó la forma de esclavo". Lo que impresiona a nuestros sentidos son los elatos que se ven con los ojos y se palpan con las manos: las pajas del pesebre, la pobreza de la gruta, el abandono de los hombres. La verdad del misterio es que el Hijo ele Dios se hizo carne. Los que mejor han comprendido e interpretado el hecho maravilloso y el aspecto del gozo y la fiesta han sido -como siempre- los artistas y los poetas. Los poetas celebran la maternidad ele María como portavoces de la buena gente y del sentimiento popular. El pueblo sintoniza con la onda ele Dios que transmite en divino. La Virgen es la Madre de Dios, a la que venera, reza y canta y regala flores. Pero esta veneración, respetuosa y reve– rente , no aísla a María en una nube lejana, sino que la hace presente en la vicia. El pueblo la quiere como "madre" y le dice las cosas más expresi vas en su esti lo vehemente de apa- 126