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borando con Dios en esta obra de creación como fuente de vida. Está formando un cuerpecillo con carne de su carne y sangre de su sangre. El niño lleva su código genético porque el fruto bendito de su vientre es obra suya sin intervención de varón. La madre está corno ausente prendida amorosamente de un ser minúsculo que llena su mundo interior. Y María lo arropa de enamoramiento. Está siempre pen– sando en él. Lo recuerda como una divina obsesión que le invade y le emociona en la vigi lia y en el subconsciente de los sueños. Lo lleva en la masa de la sangre con tanta intensidad que se descubre, sin quererlo, en la mirada, en la sonrisa, en los gestos. María está enhechizada por el niño y pensando y soñando en Él olvida todos sus cuidados. Tocios menos el de la bondad. Le acompañamos en sus pri– sas a la montaña para felicitar a su prima Isabel y prestarle sus servicios. Es un encuentro de una gran densidad humana en el que se desahogan los corazones en un clima de intimidad y confidencia. Es un bis a bis de madre a madre entre dos muje– res de inmensa talla femen ina y espiritual. De los temas de fondo ya dijimos en su lugar. Ahora nos interesa desde la perspectiva ele las vivencias psicológicas de María como madre. De la abundancia del corazón habla la boca. María tiene la oportunidad de comunicarse, de abrirse a un alma gemela, de expresar sus sentimientos sin miedo a falsas interpretaciones. El Niño que lleva en sus entrañas empieza a manifestarse como salvador y el primo santificado antes de nacer brinca en el vientre de Isabel. Isabel descubre el misterio de la maternidad de su parien– te por inspiración divina. María se pone otra vez en manos de Dios, con un voto de confianza plena en su Providencia. No le dice nada a su esposo José de su estado de buena esperan– za y este silencio provoca una situac ión conflictiva. José advierte las señales físicas del embarazo de María antes de vivir juntos y pasa por una crisis dolorosa de pesadumbre y ele angustia. Son las "eludas" ele San José que perturban su vida con un grave problema de conciencia. Tiene que buscar una 125